Durante casi un año estaremos viajando por el mundo. Queremos que este blog sirva para mantener el contacto con todos aquellos que dejamos temporalmente atras, y como no, para contaros nuestras aventuras. Sigue nuestra vuelta al mundo !
A pesar del ruido, del tráfico, de los puestos callejeros, las interminables escaleras del Sky train... llegar a Bangkok es como llegar a una segunda casa. Es una ciudad que conocemos muy bien y en la que estamos bastante cómodos. Tener conocidos aquí también ayuda bastante. Gracias a Jorge, que siempre acaba acogiéndonos en casa, y a Ploy, Chayanuj y Jackson.
Esta vez hemos repetido en alguno de nuestros sitios favoritos, y como no, nos hemos dado algún que otro masaje de un par de horitas. Ya nos gustaría poder tener en Madrid estos Spas tan baratos!!! También hemos disfrutado mucho de la cocina tailandesa que nos encanta, aquí puedes comer riquísimo por dos euros, todo un despilfarro ;-)
El fin de semana no nos quisimos perder el famoso mercado de Chatuchak, con sus interminables callejuelas llenas de todo tipo de cosas, desde perros, peces, tortugas, hasta los más bonitos muebles orientales, o sedas.
También fuimos a la casa de Jim Thompson, un agente de la CIA que tras la Segunda Guerra Mundial decidió instalarse en Bangkok para fomentar el negocio de la seda, se construyó una casa de teka impresionante y en un viaje a Malasia desapareció del mapa sin dejar ni rastro y nunca más se ha sabido de él.
Además hemos visitado Wat Arun, uno de los templos más bonitos de Bangkok justo al lado del río Chao Phraya y desde el que hay unas vistas fantásticas de toda la ciudad.
Han sido unos días en los que no nos hemos dedicado a hacer el típico circuito turísitico, sino que simplemente hemos ido a los sitios que más nos gustan. Bangkok es como un punto de reunión en el que siempre acabas encontrando a alguien que conoces o se acaba de mudar aquí (Alena, Fran, Jose Gabriel...). Lo dicho... como estar por casa!
Estos días desde Bangkok nos hemos ido a dar una vuelta por Vietnam. Hemos estado en Hanoi y en Halong Bay.
Hanoi es la ciudad donde no pasan tres segundos sin que oigas una bocina. Cruzar las calles se convierte en una intrépida aventura. Motos por todas partes como moscas, algún que otro coche, peatones por en medio de la calzada, vendedores ambulantes, tuc-tucs. Por las aceras tampoco se puede caminar porque todas las motos están subidas en ellas, y en el poco espacio que sobra, los vietnamitas se amontonan sentados en unas minibanquetas en los múltiples restaurantes callejeros comiendo el Pho (sopa con noodles vietnamita). A los turistas que acaban de llegar se les reconoce al momento porque son los únicos que esperan pacientemente en un paso de cebra a que alguien se pare. Pero si aquí hasta hacen la compra en las tiendas subidos en la moto!!! Ay si les pillara Gallardón y los que ponen multas de los parquímetros!!
A pesar de todo este caos la parte vieja, el Old Quarter, tiene muchísimo encanto. Cada calle está dedicada a un oficio. Puedes encontrar una llena con tiendas en las que venden todo tipo de cerraduras, otra en la que se concentran los que hacen las lápidas, la de los remedios naturales, la de los peluqueros, la de los juguetes, etc.
Dimos una vuelta por la ciudad y fuimos a visitar el mausoleo de Ho Chi Minh, que es el que consideran el padre de la patria vietnamita. Estaba lleno de excursiones de colegios. A los pobres niños les traumatizan desde pequeños. Les llevan desfilando en orden y les pasan al mausoleo donde lo único que se ve es la momia de este señor. Vaya pedazo de edificio para guardar una momia.
Uno de los días por la noche fuimos a ver el famoso show de marionetas sobre agua y la verdad es que es bastante original y entretenido.
Después de un par de días en Hanoi decidimos ir a la costa, a Halong Bay. Aquí pasamos la noche en un barquito, hicimos kayak y navegamos por la bahía. El paisaje es muy bonito, pero el agua está llena de basura y bolsas de plástico flotando, especialmente cuando la marea esta baja. Da pena porque algo tan maravilloso está un poco sobre explotado y a veces poco cuidado.
Nos hubiera gustado mucho ir a otros sitios en Vietnam como Sapa, Hue o Saigón, pero esta vez no teníamos más tiempo; quizás en otra ocasión.
La imagen que tiene todo el mundo de Sydney es la del edificio de la Opera y el Harbour Bridge. Para nosotros es una ciudad espectacular. Sydney tiene una de las bahías más bonitas del mundo que te deja con la boca abierta cuando llegas al Circular Quay, y con un dolor de cuello también, porque no sabes si mirar al puente, a la opera o conseguir un punto donde veas los dos a la vez.
Hemos estado aquí algo más de dos semanas y al final se te queda corto para todas las cosas que hay que hacer y sitios donde ir. Varios días hemos cogido el ferry para ir a Manly Beach, una de las playas más populares de Sydney, y a Watsons Bay, desde donde hay una vista preciosa de toda la ciudad y también unos acantilados hacia el mar increibles. El paseo en ferry por toda la bahía es una gozada y las vistas son espectaculares.
Pero sin duda nuestra playa preferida de Sydney es Bondi Beach. Estar sentando en la arena comiendo pescado y unas ostras mirando al mar, solo oyendo el sonido de las olas. Uf, casi no nos arrancan de aquí... y eso que ya son los últimos días del verano.
Nos hemos alojado en unos apartamentos en el Spanish Quarter (la tierra tira mucho), donde encontramos una tienda de productos españoles, Torres, y podimos comer una fabada y unas morcillitas. También conocimos un día andando a un grupo de españoles que emigraron aquí en los años 50, y a los que días más tarde nos volvimos a encontrar en el barrio. Felix y Martina, socios fundadores del Spanish Club, no solo nos invitaron a un cafe, sino que también nos contaron historias increibles sobre su vida aquí, como ha cambiado todo desde que vinieron y como tuvieron que salir adelante sin saber una palabra de inglés. Es admirable. Nos encantó estar con ellos.
El sábado (7 de Marzo) fue el Mardi Gras, o día del orgullo gay. El de Sydney es uno de los más famosos de todo el mundo. El desfile, que es espectacular, duró casi tres horas! Nos lo habíamos imaginado como el de Madrid pero más a lo grande. Nada de eso, este es muchísimo más recatado. No hace falta ir en pelotas, ni disfrazarse de monja o cura, ni meterse con las religiones para reivindicar que uno es gay. Aquí da la sensación que cualquiera que tiene una asociación hace un grupo con una carroza y sale desfilando. Hasta había un grupo vestido de scouts defendiendo al diablo de Tasmania, los lifesavers bailando en bañador, el grupo de la policia tocando musica dance y defendiendo la diversidad... todo de ese estilo. Luego había fiestas por todas partes en la ciudad.
Esta ha sido nuestra segunda vez en Sydney y sin duda, tendremos que volver en algun momento de nuestras vidas. Nuestra próxima parada es Tailandia, donde vamos a pasar un par de semanas, y luego nos iremos a Japón, que nunca hemos estado allí y tenemos muchas ganas. De despedida os dejamos con un video que grabamos en el Mardi Gras. No os perdais el ritmo que tiene el indio!!!
